Alejandro Jiménez de Puriscal
“Espabeles del Río” es el nombre de una saga de siete libros escritos por Alejandro Jiménez de Puriscal (seudónimo utilizado por Eugenio Jiménez Barrantes), donde el autor, en la medida que se va desarrollando la vida del protagonista y le toca enfrentarse a situaciones existenciales comunes a todos los seres humanos, aprovecha para ir aportando reflexiones filosóficas y psicológicas.
El personaje central de la obra es Alejandro Reyes del Valle, que empieza siendo un adolescente, huérfano de padre y que vive solamente con su madre en condiciones de pobreza, la cual se dedica a los pocos oficios domésticos que aparecen en el lugar para la sobrevivencia de ambos.
En el primer libro ya el niño superó la escuela y se adentra en la experiencia de los primeros cinco años de colegio. Tiempo para vivir sucesos propios de su edad: estudio, amigos, deportes, sexo, accidentes, triunfos y fracasos... que van forjando el carácter del joven.
Generalmente las novelas tienen como objetivo entretener a los lectores mediante una trama con elementos comunes de la vida de todas las personas, matizándolos con situaciones con elevadas dosis de dramatismo que mantienen “atrapados” a sus lectores. Para este fin, se crean rivalidades, traiciones amorosas, mentiras, injusticias, maldades, bondades, fracasos, triunfos, entre otros temas.
En el caso de la saga Espabeles del Río, además, de la atractiva trama de la vida de los personajes, el autor comenta desde una perspectiva filosófica y psicológica los acontecimientos narrados. No pretende imponer su criterio, si no ofrecer un espacio de reflexión y que el lector saque sus propias conclusiones.
Personaje principal de toda la saga. Aparece de doce años, terminando la escuela y concluye el libro en el penúltimo año del colegio. Hijo único de Marta de Valle, huérfano de padre vive su infancia y adolescencia en pobreza, ya que los únicos ingresos son los escasos trabajos de su madre de mucama.
Una joven espabeleña que se enamora perdidamente en su adolescencia y consecuencia de esto se embaraza, teniendo muchos problemas familiares. Su pareja muere al nacer el hijo y ella, además de abandonar sus estudios debe dedicarse a laborar de mucama en esporádicos trabajos, para mantenerse ella y su retoño.
Un tímido chico compañero de Alejandro. En un bochornoso suceso que se da en una aula del colegio, él le brinda su incondicional apoyo su compañero, cultivándose una amistad, que se ve fortalecida por un curioso evento que sucede en las duchas después de las clases de natación.
Vecino y compañero de Alejandro. Sin embargo, es de un temperamento seco, tosco; mucho menos expresivo que Alejandro y Diego. Es parte del grupo natural de ellos en el colegio y otras actividades; sin embargo, a pesar de ser un buen chico tiene una personalidad distinta: es un lobo solitario.
Es una linda joven un año menor que Alejandro. Una bella rubia de ojos azules que poco a poco se va posesionando en la vida emocional de Alejandro. Desde la escuela, el chico siente gran atracción hacia ella. En el colegio se da inicio a un romance lleno de altibajos.
En la provincia de Guanacaste, Costa Rica; ubicado en un lugar lejano y un tanto olvidado de la península de Nicoya, hay un pueblo costero que es un pequeño paraíso. Al este, el Océano Pacífico lo refresca con incesantes olas de cristalinas y tibias aguas de un mar que de lejos se ve turquesa, las cuales caen rendidas una tras otra en las blancas arenas de su espectacular playa que tiene la forma de un cuarto creciente lunar, dejando una estela de conchas y caracoles cuando las aguas se retiran después de haber saciado la sed de las viejas arenas que han conformado aquel Edén.
La playa de más de cien metros de ancho cuando la marea baja, está rodeada de una densa orla de color verde oscuro; formada por el exuberante follaje de una enorme cantidad de almendros con sus hojas verde pálido y tonos dorados, que se entremezclan con el tupido verdor de las hojas de los árboles de espavel; sobresaliendo al azar y de manera cuantiosa, incontables palmeras de todos los tamaños que por su altura, dejan al descubierto sus racimos con abundante cantidad de drupas, perseguidas por los turistas.